Durante más de 30 años, las ayudas y subvenciones destinadas a la compra de vivienda se vieron reducidas por parte de los gobiernos democráticos. Se priorizó la construcción frente a la rehabilitación. En las nuevas urbanizaciones, se obligó a ceder a los ayuntamientos, a coste cero, una parte importante de los suelos, suelos que dedicaron a financiar presupuestos expansivos en lugar de generar, por ejemplo, un parque municipal de viviendas. Todo esto ha desembocado en que España sea el país europeo con mayor proporción de propiedad en relación con el total de viviendas. A un nivel más local, en Navarra, más de la mitad de las viviendas son calificadas por el Instituto Nacional de Estadística como no accesibles, y el 80%, como energéticamente ineficientes.
Si nos centramos en la Comarca de Pamplona, existen otras cifras que ayudan a entender la dimensión y complejidad de este problema.
- El Covid 19 ha agravado la situación: el sufrimiento de aquellos que ya no son capaces de pagar el alquiler y corren el riesgo de quedarse sin casa se duplicó en 2020. De hecho, en Pamplona, en ese mismo periodo, más de 2.000 personas sin hogar pernoctaron en albergues.
- Encontrar una vivienda de alquiler por un precio inferior a 600 euros se ha convertido en una tarea más que complicada.
- Los jóvenes cada vez están más frustrados porque ven muy difícil poder emanciparse. Nuestros jóvenes se independizan a los 30 años, mientras que, en Suecia, lo hacen a los 21.
- Si eres joven, antes de hipotecarte, necesitar tener ahorrados 27 meses enteros de salario. Así, para poder comprar una vivienda en la Comarca, se requieren siete años y medio del sueldo completo de una persona.
- Alrededor de 30.000 personas mayores de 65 años residentes en Pamplona habitan en viviendas que superan el medio siglo, con la consiguiente ineficiencia energética y problemas de accesibilidad. En este sentido, la rehabilitación se convierte a menudo en una tarea lenta, penosa y, a veces, desesperante a consecuencia de la burocracia.
- Los continuos cambios en la regulación de las viviendas de alquiler generan incertidumbre e inestabilidad en los 14.000 mayores que viven en este régimen.
- La mayoría de las 30.000 viviendas de alquiler en Pamplona está en manos de pequeños propietarios. Cerca de 15.000 poseen uno o dos inmuebles, y buena parte de ellos necesita de sus rentas para vivir o complementar su pensión.
- Es indudable que existen casos sangrantes de desahucios, pero también es innegable que las mafias aprovechan la lentitud en los juzgados para ocupar viviendas en las que posteriormente subarriendan habitaciones. Un fenómeno que, por desgracia, está cada vez más extendido en la Comarca. Igualmente, la cifra de personas que no pagan el alquiler se incrementa. Hay que tener en cuenta que los pequeños propietarios no son ni usureros ni estafadores, y se sienten incomprendidos por una parte de la ciudadanía y desprotegidos por las Administraciones Públicas.
No obstante, más allá de las cifras, que dibujan un panorama poco alentador, debemos ser conscientes de que, detrás de cada número, hay personas que sufren las consecuencias.
Entonces…, ¿qué?
Dicho todo esto, garantizar el cumplimiento del artículo 47 de la Constitución española (el derecho a una vivienda digna) se presenta como una labor complicada. Los planteamientos neoliberales parecen no encajar con esta situación y el libre mercado no resuelve estos problemas. No podemos dejar que las personas que menos recursos dependan de la caridad. Se necesita la intervención de las autoridades estatales, autonómicas y municipales.
Sería una gran equivocación utilizar las políticas de vivienda para enfrentar y dividir en bloques a la ciudadanía: los buenos y los malos, los defensores de lo público y de lo privado. Avanzar exige construir, mejorar y confrontar planteamientos. Analizar experiencias propias y ajenas, y, sobre todo, evaluar sin miedo a los resultados. Para ello, existen grandes líneas de actuación.
- Abordar la reforma del mercado de la vivienda en profundidad, de manera global e integral. Los expertos son contrarios a regular en exceso el mercado de la vivienda, ya que es muy sensible a estas intervenciones, sobre todo en Madrid y Navarra. No empujemos a los pequeños ahorradores a vender su vivienda.
- Buscar la colaboración público-privada. Establecer el alquiler y no la propiedad como una vía para acceder a la vivienda. Aumentar el parque de vivienda social en alquiler requiere tiempo y dinero, por ello, afianzar la colaboración entre los organismos públicos y privados sería una fórmula para acercarnos más rápidamente a los objetivos.
- Políticas públicas más eficientes. Una gestión más eficaz de las inversiones en las compraventas y desarrollos de suelos, promoción de viviendas. Evitar los abusos que actualmente se dan en los 5.000 alquileres protegidos en Navarra. Hay que reducir las ineficiencias en la gestión de la bolsa de alquiler y agilizar la actuación de las ‘ventanillas públicas’. No tiene sentido, por ejemplo, que una rehabilitación que se ejecuta en 3 meses se tramite en 8. Y es que cada vez hay más funcionarios, por lo que sería conveniente establecer un nuevo estatuto que estimulase y promocionase a los más eficientes.
Eduardo Moreno
Gerente de Ekíser