Que llegue la electricidad a nuestros hogares (¡sin cortes!), solamente con pulsar un interruptor, es uno de los ingenios humanos más importantes y motor de los principales avances. En España lo pusimos en marcha hace más de 125 años.
Con la entrada a la Unión Europea, el sistema se liberalizó en parte, pero todavía cinco grandes empresas eléctricas (Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP España y Repsol) generan el 60% de la electricidad y se encargan del 90% de la comercialización a clientes finales. Tienen demasiado poder político (puertas giratorias) y mediático.
En España caminamos decididamente hacia un modelo energético más dinámico, justo y sostenible. Sin embargo, queda mucho. Estamos inmersos en la transición energética que la C19 ha acelerado, pero, como estamos viendo estos días, el proceso va a resultar convulso por los muchos intereses en juego: reparto de los fondos europeos, distribución de los costos de peajes, decisión del Gobierno central de frenar el exceso de retribución de las eléctricas y bajar el precio de la luz que desde “Filomena” está desbocado.
En la transición energética, las y los consumidores domésticos debemos y podemos ser protagonistas. Reivindicando que la distribución del 75% de los cargos que el Gobierno hace en las facturas no sean soportados por los hogares y usuarios de baja tensión; que se elimine la sobre retribución de las eléctricas y no cobren por el alza de los precios de emisión de CO2 que no emiten; sacando de la tarifa eléctrica el coste de las primas renovables (unos 6.500 millones al año) y repartirlo entre todos los sectores energéticos. También debemos de cambiar de hábitos, con cabeza y sin volvernos locos. Invertir en electrodomésticos más eficientes, en equipos a los que se pueda programar el horario, máquinas que les permitan acumular energía de madrugada. De igual forma, podemos impulsar en las comunidades de propietarios el aislamiento de los edificios. Y por último, por el autoconsumo (generación de electricidad con paneles fotovoltaicos) y por el vehículo eléctrico.
Nos están bombardeando estos días con propuestas diferentes. Para algunos, la solución está en que el Gobierno rebaje los impuestos. Otros piden se nacionalice el sector o se cierren todas las centrales emisoras de CO2. Muchos son los que buscan que cambies de compañía, alegando que la suya es energía verde y, además, vas a pagar menos. Hay quienes te animan a manifestarte para que se recorten beneficios a las eléctricas, etc. Detrás de todas estas propuestas se esconden intereses económicos y políticos legítimos de empresas, de partido, de colectivo o simplemente personales.
Eduardo Moreno
Gerente de Ekíser