Ha tardado tres años en aterrizar. Y lo ha hecho con espíritu garantista para todas las partes implicadas y no contra ninguna de esas mismas partes.
A partir de su aplicación debieran descender los litigios por desconocimiento de cláusulas y/o condiciones. Sabemos lo que hemos pactado, la institución bancaria se lo comunica al notario con tiempo suficiente y este lo comenta con el solicitante de la hipoteca que acepta, discrepa o directamente no acepta porque lo que le explican no se ajusta a lo pactado.
La ley llega precisamente cuando han descendido los desahucios en el primer trimestre del año, un 19,2%, por impago de las hipotecas mientras que han aumentado los desahucios por el impago de los alquileres un 5,2%.
La firma de préstamos para compra de vivienda también presenta una curva ascendente alcanzando los 98.566 en el mismo plazo de tiempo. Esa misma curva señalaba solo 50.453 en lo más crudo de la crisis, año 2014.
Importante papel el de los notarios y registradores al situarse en la frontera neutral de quien dispone de toda la información inherente al caso y por esa razón puede disipar prácticamente todas las dudas que puedan surgir por parte de los firmantes de la póliza hipotecaria.
Quedan claros también los gastos que deben ser asumidos por la entidad crediticia y por el cliente, complejo campo de batalla hasta el momento y eterno generador de litigios.
Ha tardado en llegar, pero, aunque hay lagunas que pueden deberse a la falta de experiencia en su aplicación, los consumidores ya tienen una base donde informarse primero y exigir sus derechos de inmediato.
Pleitos evites, aunque parecía que los ibas a ganar….