Elegir la tarifa energética más barata no resulta siempre una tarea sencilla. A menudo, el consumidor se ve bombardeado por ofertas que no siempre son las que mejor se adaptan a su modelo o perfil de consumo.
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), 6 de cada 10 usuarios desconocen qué tarifas tienen contratada, y, una mala elección, puede suponer al año alrededor de 300 euros. Por eso, tener más conocimientos sobre el mercado facilita la labor de elegir la mejor tarifa.
Mercado regulado y mercado libre
Para entender cómo funciona el mercado, es importante diferenciar entre el mercado regulado y el libre. Del primero nace la llamada tarifa PVCP (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), que se estableció para que el consumidor pagase directamente al mercado mayorista (es decir, el que pagan todas las empresas comercializadoras que luego venden). A este precio habría que sumarle un margen ya fijado para la comercializadora.
Es importante saber que:
- Solo pueden acceder a esta tarifa las personas que hayan contratado una potencia igual o inferior a 10 kilovatios.
- Para solicitar el bono social de luz es necesaria esta tarifa.
- La tarifa PVCP no lleva asignado un compromiso de permanencia ni son aplicables promociones.
- La tarifa PVCP es compatible con otras tarifas de discriminación horaria.
- Sólo ocho comercializadoras están autorizadas para ofrecer esta tarifa (Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP, Repsol, CHC, Teramelcor S.L. y Energía Ceuta XXI).
Por su parte, en el mercado libre se caracteriza por estar abierto a todas las comercializadoras y usuarios y por poder fijar sus propias condiciones. Además de la libertad tarifaria, se pueden promocionar ofertas con independencia de la potencia contratada o incluir servicios adicionales, entre otras cosas. Es importante valorar que aquí sí es frecuente que exista un contrato de permanencia de, al menos, un año.
Dentro del mercado libre, existen dos tipos de tarifas: la fija y la indexada.
La tarifa fija es la más habitual. Se ofrece un precio fijo durante un año que evita la incertidumbre. No obstante, hay que tener en cuenta que las comercializadoras, al calcular este precio fijo, se incluye un margen de beneficios que les cubra ante posibles subidas en el mercado mayorista.
En cambio, con la tarifa indexada se paga un precio más aproximado al coste real. El precio sufrirá variaciones en función del precio establecido por la OMIE.
Dicho esto, ¿qué opción es la más económica? En general, las tarifas PVCP resultan más baratas que las ofertadas en el mercado libre. Pero esto dependerá siempre de los hábitos de consumo del usuario, ya que podría sacarle más provecho a las horas valle, que son mucho más baratas.
Como conclusión, podríamos decir que las tarifas PVCP son las que más controladas están para el pequeño consumidor. Dentro del mercado libre, suele ser preferible la tarifa indexada a la fija.