¿Qué hacer cuando tu vecino rompe las reglas de juego?
Llega un momento en que la paciencia vecinal agota sus reservas. Cuando las palabras ya no tienen valor, cuando los argumentos se los lleva el sumidero, no queda más remedio que acudir al juzgado con las pruebas acumuladas y con el asesoramiento de un letrado.
A nadie se le escapa que comenzar un proceso judicial conlleva tiempo, dinero y… (de nuevo aparece el término) paciencia. Ningún inquilino de la comunidad, con título de propietario o contrato de alquiler puede hacer de su vivienda un territorio donde impere la ley de un particular. Así lo han debido entender comunidades ubicadas en Asturias, Alicante Álava y Vizcaya que han conseguido obtener sentencias favorables a lo largo del año pasado. Vecinos que alimentan las palomas desde su terraza ocasionando perturbaciones y daños a la comunidad; aparatos de aire acondicionado cuyo nivel sonoro provocaba “escalofríos” al resto de los vecinos, criaderos “asilvestrados” de perros sin las medidas de higiene pertinentes y generando ruidos a lo largo de muchas horas cada día; gritos, insultos y amenazas de una vecina con ideas contrarias a la convivencia comunal son solo unos ejemplos de que la justicia vive cerca.
Desde el abono de los deterioros hasta la prohibición de uso de la vivienda durante dos años son algunas de las sentencias emitidas por los tribunales. Y solo son unos ejemplos que nos permiten asegurar que cuando un vecino rompe las reglas del juego, y lo hace reiteradamente, sordo a las protestas y haciendo valer unos derechos inexistentes, el camino más práctico es llamar a la puerta del juzgado. Las leyes están para ser cumplidas y una comunidad de propietarios nunca puede ser un escenario de gladiadores.