Si en alguna época del año es fácil confundir deseo con realidad es al notar que el calendario ha perdido casi todas sus hojas y cuando los humanos nos volvemos más sensibles, más comprensivos, incluso más sonrientes.
El fin de año, las fiestas navideñas e incluso el sorteo extraordinario de la lotería son como ganchos mágicos que recorren nuestros rincones cerebrales más ocultos hasta lograr que contagiemos a los demás nuestra alegría, perdonemos recientes cuitas y mirando al calendario recién nacido, deseemos cantidades ingentes de felicidad y ventura que hoy por hoy, no necesitan combustible, no contaminan ni hay que declararlas a Hacienda.
Cerramos ejercicio con cláusulas suelo en la rampa de vuelta a casa, caldico y quietud al proceso, documentos notariales con impuestos yo-yo, es decir, que suben y bajan al compás de sentencias judiciales, con alquileres a punto de ser intervenidos, o quasi, por las entidades locales al grito de “barrios tensionados” y con votaciones populares para que el año 2019 sea declarado el año de las rehabilitaciones de edificios porque algunos humanos, aunque sea Navidad y dicho sea con hondo pesar, tienen las estructuras tan dañadas que son incapaces de asumir arreglos aunque vengan subvencionados con ayuda oficial.
El mundo inmobiliario está creando puestos de trabajo prácticamente desde todas sus áreas. No es malo cerrar el año así y descorchar una botella de cava al grito de: y mañana a trabajar. Subidos a la atalaya del futuro inmediato, todo hace pensar que tendremos unas fiestas inmobiliarias tranquilas, tal vez porque nos hemos acostumbrado a consumir el día a día sin demasiadas pretensiones.
Por lo menos, este año, lo cerraremos con la crisis vivida en estos últimos tiempos solo como alimento para los camellos que vienen de Oriente, como carbón de Olentzero o como cascabel-sonajero del gorro de Papá Noel. Dicho sea de otra manera, en un segundo plano, y ya iba siendo hora. Aprovechemos la grúa para poner unas bombillitas de colores…que a veces hasta lo hortera merece un aplauso.