Ahora, más que nunca, una comunidad de vecinos necesita llevar todos las cuestiones relacionadas con la contabilidad al día y de una manera ordenada, para que la gestión y el pago de todos los servicios y suministros se realice a tiempo y de manera correcta. Estar al corriente de todos los recibos es esencial para abonar todos los pagos y garantizar el buen funcionamiento y mantenimiento de la finca. Para gestionar todo esto, es fundamental que la comunidad de vecinos cuente con una cuenta bancaria.
Existen distintas formas de crearlas y administrarlas. Antes de nada, es importante saber que una comunidad no está obligada a disponer de un número de cuenta. Será una decisión de los vecinos. Si optan por abrir una, la titularidad recaerá en la misma comunidad y en las personas autorizadas. Si, por el contrario, optan por no abrir una cuenta, se operará con la del administrador de la finca.
Veamos ahora los tipos de cuenta bancaria que se pueden utilizar.
Cuenta mancomunada
La principal característica de una cuenta mancomunada o conjunta es que existen dos o mas titulares que representan a la comunidad. La titularidad se comparte con el administrador de fincas. Sin embargo, éste último no podrá realizar ningún movimiento sin la previa autorización del resto de titulares, cuya firma será obligatoria.
La ventaja más destacable de este tipo de cuenta es que, al tener que validar todos los pagos, la comunidad controla todos los movimientos. Para que funcione, se requiere la implicación de los titulares, si no, puede retrasarse el pago de las facturas.
Cuenta solidaria
La cuenta asociada lleva asociada varios titulares, pero, a diferencia de la mancomunada, solo se necesita una única firma para autorizar cualquier operación (retirada de dinero, ingresos, transferencias o cheques). En esta situación, la comunidad sería conocedora de todos los movimientos, pero debería confiar completamente en la Junta directiva para no ser víctima de posibles fraudes.
Cuenta única
La comunidad opera con el número de cuenta de su administrador, que es el titular. No se requerirá la firma de ningún representante de la comunidad, ya que el administrador cuenta con la autorización.
La comunidad se evita el pago de comisiones bancarias y problemas en el pago a proveedores. Al ser verificada a diario, se puede conocer si existe morosidad o qué facturas están pendiente de cobro. La desventaja más notoria es que es más complicado tener un control sobre los movimientos.
Teniendo en cuenta todas las especificidades de las diferentes cuentas, queda claro que en todas las cuentas bancarias de una comunidad de propietarios aparece la figura del autorizado. Es una persona que, aunque tiene la potestad de controlar la cuenta y actuar como un titular, nunca podrá cerrar la cuenta.