Las plagas en las comunidades de vecinos son un problema muy frecuente y es una preocupación muy común en muchos edificios y urbanizaciones.
El principal problema en estos casos es que muchas de las plagas no pueden erradicarse por completo. Por ello, es fundamental, prevenirlas en primer lugar y, después, controlarlas.
La aparición de una plaga en una comunidad de propietarios no solo genera incomodidad. La presencia de estos animales puede desembocar en problemas de salud (roedores, palomas, etc.) o de seguridad en el edificio (termitas). Además, el control de plagas puede requerir de una actuación profesional. Esto conllevará un gasto que supondrá un problema añadido.
En ocasiones, la actuación viene impuesta por una disposición normativa. En este caso, la comunidad sólo podrá decidir el modo en el que hace frente a dicha plaga. Si no existe imposición administrativa, será nuevamente la Junta soberana la que habrá de decidir qué actuaciones va a llevar a cabo para prevenir y controlar la proliferación de dichos insectos.
Es obligación de todos los propietarios abonar las correspondientes cuotas o derramas que se deriven de una actuación frente a plagas que afecten o cuyo origen provenga de zonas o elementos comunes.
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Cómo evitar las plagas
Con todo ello, cabe destacar que es fundamental establecer en la comunidad unas pautas para evitar dichas plagas por parte de los propietarios:
- Gestionar adecuadamente del almacenamiento de alimentos y de las basuras.
- Garantizar el estado correcto de los sistemas de saneamiento y alcantarillado.
- Evitar estancamientos de agua
- Mantener convenientemente las zonas ajardinadas y verdes.
Como se puede comprobar, nuevamente es de vital importancia la figura de profesional que nos guíe y nos facilite los medios para que dicho problema produzca el menor impacto posible en la vida de la comunidad.
Marco Martínez
Especialista en Administración de fincas